El Buen Samaritano.
Existen palabras famosas de la Torah, que no solo Jesús las cito, sino muchos judíos antes que Él. Estas se encuentran en Levítico 19. Pero, en el Evangelio de Lucas tiene la famosa parábola del buen samaritano donde se aborda la pregunta: “¿Quién es mi prójimo?”.
¿Qué fue lo tan impactante en la interpretación de Jesús sobre nuestro prójimo?
Lectura:
Lucas 10.25-37.
El episodio comienza con un “abogado” que le pregunta a Jesús cómo heredar la vida eterna. Jesús responde con una pregunta: "¿Qué está escrito en la ley?" El abogado cita versículos de la Torá conocidos por todos los judíos de su tiempo: Deut. 6:5 y Lev. 19:18.
Jesús le responde con una pregunta sencilla para la escuela básica: ¿Que está escrito en la ley? Ni siquiera le pregunta ¿qué significa?, el responde: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas, y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo”. Pero alcanza a comprender lo que acaba de decir?. Amar a Dios con todo el corazón equivale a no albergar otro sentimiento que no este dirigido a la honra de Dios, esto será posible para el hombre?. “Con toda tu alma” implica una entrega de voluntad total, todo lo que me mueve son sentimientos de aceptación a mi hermano, no cabe otra cosa. “Con todas tus fuerza” significa que todo lo que hago es actos misericordiosos. “Con toda tu mente”, quiere decir que estoy concentrado de tal manera que por mi mente no pasa en absoluto otro pensamiento más que de bondad. Por último “y a tu prójimo como a ti mismo”, eso quiere decir, que todo lo que haga por el, lo estare haciendo por Dios.
Jesús, para hacerlo reflexionar le dijo: “Bien has respondido; haz esto, y vivirás”, quiere despertar su inteligencia, quiere que reflexiones sobre el alcance de sus palabras, si eres capaz de cumplir con todo esto, serás salvo.
Si comparamos Lucas 9.51 con 19.28-45, nos damos cuenta que el Señor pronuncia esta parábola cuando iba camino a Jerusalén para morir.
Pero este abogado pregunta a Jesús, “Quien es mi prójimo?” Jesús, no responde al Intérprete de acuerdo con su necedad, sino que busca hacerlo reflexionar. Ahora, Jesús le cuenta una historia.
Cierto hombre descendía de Jerusalén a Jericó. Primero le habló de una materia que el dominaba, ahora le habla de una ubicación geográfica que él conocía muy bien, muchas veces aquél hombre había transitado aquel camino. Jericó está ubicado a unos treinta kilómetros al noreste de Jerusalén. Jerusalén está a 800 mts sobre el nivel del mar y Jericó a 244 mts Bajo el nivel del mar, en menos de 30 Kms, tiene un desnivel de mas de 1000 mts.
Sin embargo, continúa el diálogo y sigue la famosa parábola; un hombre fue agredido y dado por muerto, y tanto un sacerdote como un levita pasaron de largo. Existe dos aspecto impactante que tal vez se le escape a un lector no judío:
1- No se podía saber si el hombre en el camino esta muerto, si lo estuviera y alguien lo tocare, quedaba inmediatamente impuro.
2- Todo judío pertenece a uno de tres grupos: los sacerdotes son los descendientes de Aarón, los levitas los descendientes de Leví y los israelitas, descendientes de los otros hijos de Jacob. Por lo tanto, después del sacerdote y el levita, cabe esperar que un judío del siglo I se incluyera en el tercer grupo: un israelita. Sin embargo Jesús no menciona a estos, menciona a uno de sus enemigos, El Samaritano.
Al hombre tirado en el camino le robaron la dignidad (al despojarle de su ropa), lo golpean tan bárbaramente que lo dejan medio muerto (no se lo podía tocar, por si estaba muerto).
En el medio oriente se podía identificar fácilmente la nacionalidad de una persona solo por la forma de vestir, los árabes, los romanos, los griegos, los egipcios, los judíos, los samaritanos, todos vestían diferente. Pero aquel hombre estaba desnudo, podría ser cualquiera de ellos o de nosotros, podría ser usted. Y esto es lo que Jesús busca de sus oyentes, él quiere que usted se identifique “no solo” con el “Buen Samaritano” como siempre cree la gente, sino también con aquel hombre desnudo, tirado junto al camino de la vida, y medio muerto.
Pasó un sacerdote poro no lo ayudo. Paso a la orilla contraria de donde estaba el hombre, para no tropezarse con él, y lo dejó muriéndose, “pasó de largo”.
“Asimismo un levita”, se fue a la otra orilla. Los levitas subían en fechas determinadas a Jerusalén para ejercer sus funciones, ellos eran los que asistían a los sacerdotes en el servicio del santuario.
“Pero un samaritano, que iba de camino, vino cerca de él”. Su enemigo.
Se esperaba que fuera el más despiadado de todos, pero este samaritano en lugar de alejarse, vino cerca de él. Este samaritano movido a misericordia, por lo que no le importó romper sus ropas para hacer vendas y cubrir sus heridas. Jesús desafía directamente la interpretación judía contemporánea de la palabra “prójimo”…quien o que es este Samaritano para los Judíos sino un enemigo.
“Echándoles aceite y vino”, el aceite se usaba para calmar, el vino para desinfectar.
“Y poniéndole en su cabalgadura, lo llevó al mesón, y cuidó de él”. No le importó caminar a su lado. El mesón está en el camino entre Jerusalén y el Jordán.
Esta parábola de Jesús termina tan desafiante como maravillosa, “Al día siguiente el Samaritano saco el equivalente al salario de dos días, se lo dio al dueño del alojamiento y le dijo: Cuide de este hombre, y si gasta usted algo de mas, yo se lo pagare cuando vuelva”.
Jesús te desafía a hacer esto por los que están tirados en el camino o los que pueden ser tus enemigos. Maravilloso Jesús, háblame de leyes, pecados o doctrinas.
Federico Verón
Prof. Cs. Sagradas
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